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Pobreza infantil: un desafío global que debemos superar

Cifras en constante evolución desde la guerra de Ucrania y el conflicto de Oriente Medio, especialmente en los países en guerra.

Con más de dos mil millones de niños en el mundo, 86% de los cuales se encuentran en países en desarrollo, la alarmante realidad es que casi mil millones, o uno de cada dos niños, viven en la pobreza. La pobreza infantil va más allá de los aspectos financieros y se manifiesta en graves privaciones en áreas cruciales de nutrición, educación y salud.

Entre los 90 millones de niños que sufren graves deficiencias nutricionales, o 16% menores de cinco años, el acceso a una alimentación adecuada sigue siendo una lucha diaria. Asimismo, 13% de niños de 7 a 18 años nunca han asistido a la escuela, con disparidades entre géneros (16% para niñas y 10% para niños). Más de mil millones de niños experimentan al menos una forma de privación grave, y casi 70% de ellos padecen al menos dos, lo que demuestra el efecto acumulativo de estas privaciones. Las regiones rurales se ven particularmente afectadas por esta preocupante realidad.

Los niños, que constituyen un tercio de la población estudiada, representan paradójicamente la mitad de las personas que viven en la pobreza extrema. Los más jóvenes son los más vulnerables: más de una quinta parte de los niños menores de cinco años viven en hogares extremadamente pobres.

Anthony Lake, director ejecutivo de UNICEF, destaca que los niños no sólo tienen más probabilidades de vivir en la pobreza extrema, sino que también sufren los efectos más nocivos de esta situación. Esta realidad obstaculiza el desarrollo físico y mental de los niños, planteando grandes desafíos para su futuro.

Este análisis se produce en el contexto de una nueva investigación del Grupo del Banco Mundial, que encuentra que casi 767 millones de personas en todo el mundo vivían con menos de 1,90 dólares al día en 2013, la mitad de ellos tenían menos de 18 años.

Ana Revenga, directora principal del Centro de Reducción de la Pobreza y la Desigualdad del Grupo del Banco Mundial, destaca la necesidad crítica de invertir en la primera infancia, la atención prenatal, el desarrollo de la primera infancia, la educación de calidad, el acceso al agua potable, el saneamiento adecuado y la cobertura universal de atención médica. Romper el ciclo de la pobreza intergeneracional requiere mejoras significativas en estos servicios para brindar oportunidades de empleo de calidad a los niños de hoy.

La Evaluación Global de la Pobreza Infantil Extrema se basa en datos de 89 países, que representan el 83% de la población del mundo en desarrollo.

El África subsahariana tiene las tasas más altas de niños que viven en la pobreza extrema, casi 501 TP3T, y también representa la mayor proporción de niños extremadamente pobres del mundo, superando los 50%. El sur de Asia ocupa el segundo lugar, con alrededor de 36%, incluidos más de 30% solo en la India. Más de cuatro de cada cinco niños que viven en la pobreza extrema residen en zonas rurales.

El informe destaca que incluso en umbrales más altos, la pobreza sigue afectando desproporcionadamente a los niños. Alrededor de 45% de niños viven en hogares que subsisten con menos de 3,10 dólares estadounidenses al día por persona, en comparación con casi 27% de adultos.

UNICEF y el Grupo del Banco Mundial instan a los gobiernos a medir periódicamente la pobreza infantil, fortalecer los sistemas de protección social, priorizar las inversiones en educación, salud, agua potable, saneamiento e infraestructura que beneficien a los niños más pobres y orientar las decisiones estratégicas para que el crecimiento económico favorezca la los niños más desfavorecidos. Junto con sus socios, están comprometidos a romper los ciclos de pobreza y promover el desarrollo de la primera infancia a través de una amplia gama de programas, desde transferencias de efectivo hasta nutrición, atención médica y educación.

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